Lic. Oscar Mora Chinchilla
Asesor Pedagógico Regional Educación musical
En los últimos años, y cada vez con más frecuencia, los términos multicultural e interculturalidad han sido utilizados en relación con la educación. La interculturalidad es una corriente de pensamiento en el mundo contemporáneo, es una forma de acceder a los mundos de los demás y de facilitar la puesta en marcha de proyectos como comunidad, surge a partir de una realidad conocida por todos, la multiculturalidad.
El termino interculturalidad, significa un cambio en la manera en que entendemos las causas que validan las costumbres, los objetos y actitudes de otras personas. La interculturalidad supone el entablar un diálogo constante, uno que nos permita crecer en conjunto, basado en reconocer las similitudes y diferencias, que permita pactar un acuerdo social para la convivencia. Un modelo intercultural de sociedad afectaría no solo las relaciones interpersonales, sino que además afectaría campos más grandes pues este modelo se reproduciría en otros espacios, por ejemplo dentro de la política, donde sus actores serían capaces de reconocer que existen otras realidades más allá de las suyas, realidades que se han construido por medio de un proceso histórico. De ahí la importancia de comenzar desde las aulas.
La educación intercultural requiere la capacidad de enseñar a partir de lo que el estudiante ya sabe para fortalecer el cotidiano dentro de su propio mundo cultural y más allá de él. La educación intercultural es participar en la construcción activa de un mundo más solidario.
La educación musical siempre trabajó de la mano de la interculturalidad ya que la música es de por sí un medio intercultural, ya que permite:
• Promover relaciones de igualdad, cooperación solidaridad, empatía, que contribuye un ambiente de paz en el mundo.
• Motivar la convivencia de valores, habilidades, actitudes y conocimientos.
Papel de la música
1. Vincula con la vida por ser manifestación colectiva
2. Contiene la esencia del saber, creencias y costumbres de cada cultura
3. Genera intercambio que favorece la tolerancia, el respeto, una enseñanza lúdica y creativa.
4. Involucra a la familia, escuela y sociedad
En el caso de la Educación Musical, al igual que en otras áreas de aprendizaje, la perspectiva Intercultural no ha sido aún abordada en profundidad.
Aunque en Educación Musical esto no es tan nuevo ya que hace ya más de 30 años, en 1966, el profesor alemán Egon Kraus (secretario general de ISME), desafiaba a los educadores musicales a considerar una perspectiva multicultural. Al mismo tiempo, definía algunos de los problemas a resolver en el futuro, entre otros:
1. La incorporación de la música de distintas culturas en la educación musical de todos los niveles.
2. Un replanteamiento de los contenidos y las estrategias metodológicas en el que se considerara el entrenamiento auditivo y rítmico y la teoría musical con vistas a incluir la música de las distintas culturas.
3. La revisión de los libros de texto y otros materiales didácticos (también considerando los prejuicios y las actitudes racistas y nacionalistas imperantes en los mismos).
4. La necesidad de elaborar materiales didácticos apropiados para el tratamiento de la música de las distintas culturas en los procesos de enseñanza y aprendizaje, con especial atención a la grabación de materiales auténticos.
Luego en Inglaterra los documentos curriculares del área de música del año 1981 determinaban que: «los alumnos deberán interpretar y escuchar música de distintos géneros y estilos, de distintas épocas y culturas...incluyendo ejemplos de diferentes grupos culturales, occidentales y no occidentales». Por aquellos años, y una vez que los profesores comenzaban a ver legitimada la incorporación de un repertorio musical más amplio en sus programaciones, se inicia una creciente toma de consciencia sobre las relaciones entre música y educación intercultural, lo que propicia el desarrollo de diversas investigaciones.
Actualmente, merced a una mayor atención y a diversos trabajos de investigación , comenzamos a entender que las distintas músicas, como las sociedades, se basan en diferentes sistemas y filosofías. Consecuentemente, las manifestaciones musicales de todas las culturas comienzan a emerger tímidamente en las programaciones como parte del actual debate sobre la incorporación de los grupos menos representados en el currículo escolar.
Una cultura no evoluciona si no es a través del contacto con otras culturas. Pero los contactos entre culturas pueden tener características muy diversas.
Toda cultura es básicamente pluricultural. Es decir, se ha ido formando, y se sigue formando, a partir de los contactos entre distintas comunidades que aportan sus modos de pensar, sentir y actuar. Evidentemente los intercambios culturales no tendrán todos las mismas características y efectos. Pero es a partir de estos contactos que se produce el mestizaje cultural, la hibridación cultural.
Mientras que el concepto "pluricultural" sirve para caracterizar una situación, la interculturalidad describe una relación entre culturas. Aunque, de hecho, hablar de relación intercultural es una redundancia, quizás necesaria, porque la interculturalidad implica, por definición, interacción.
No hay culturas mejores ni peores que otras. Evidentemente cada cultura puede tener formas de pensar, sentir y actuar muy diferentes. Pero si aceptamos que no hay una jerarquía entre las culturas estaremos postulando el principio ético que considera que todas las culturas son igualmente dignas y merecedoras de respeto. Esto significa, también, que la única forma de comprender correctamente a las culturas es interpretar sus manifestaciones de acuerdo con sus propios criterios culturales.
Después de analizar estos conceptos me queda claro que la Educación Musical Intercultural en principio se trata de incluir las músicas de las distintas culturas en el currículo; pero quizá habría que ir más allá y afirmar que la realidad «pide que la educación musical (de pequeños y de adultos, de aficionados y futuros profesionales) se reoriente hacia toda la música y no solamente hacia una música específica y expuesta como prototipo de la totalidad
La diversidad cultural y musical ha ido penetrando en nuestras aulas como un auténtico fenómeno inesperado que obliga a los profesores a replantear las estrategias, los valores y las actitudes transmitidas.
En el proceso de la educación intercultural en Costa Rica, encontramos objeciones a la educación musical multicultural e Intercultural que se basan en la idea de que al abordar una multiplicidad de estilos, considerando que todos ellos son igualmente válidos, se pierde la "identidad" cultural. Al mismo tiempo, existe el temor de trivializar o desvirtuar los materiales musicales al incorporarlos al ámbito educativo.
Si bien estas objeciones pueden estar basadas en una consideración respetuosa hacia las distintas expresiones musicales, también es probable que simplemente estén sirviendo para enmascarar un etnocentrismo oculto tras la fachada de una preocupación cultural o educativa; algo que debe ser tomado en consideración si coincidimos con Christopher Small cuando afirma que:
«limitar nuestras enseñanzas, en épocas de cambios tan profundos y turbulentos, solamente a los valores tradicionales de la música occidental es correr el riesgo de limitar la imaginación de nuestros alumnos a aquellos modos del pensamiento que han traído a nuestra cultura a su desastrosa situación actual.»
No se trata, evidentemente, de mostrar a todo precio nuestra herencia cultural y el lenguaje musical tradicional ya que ambos forman parte de la música; sin embargo, tampoco se puede seguir mitificando a los genios musicales occidentales europeos, sino de formar personas tolerantes con lo que es diferente y potenciar el espíritu crítico del alumnado.
Alsina nos dice al respecto:
«Si bien es cierto que en Occidente existe un patrimonio musical que es necesario conocer, también lo es que entre más músicas diferentes estemos acostumbrados a escuchar, más capaces seremos de entender nuestra propia música». ALSINA, P. Op. Cit. Pág. 17 El área de Educación Musical: Propuestas para aplicar en el aula. Barcelona: Graó. 1997
A esta idea, y desde otro punto de vista, se refiere también Françoise Delalande cuando afirma que en un currículo musical restringido, «al mismo tiempo que se familiariza al alumnado con un campo se construyen alrededor barreras difíciles de franquear. Sólo basta con observar la reacción de un niño o un adulto que recibió una formación tradicional cuando se le hace escuchar otro tipo de música a la que no está acostumbrado, su respuesta es siempre la misma: "eso no es música".» DELALANDE, F. (1995). La música es un juego de niños. Buenos Aires, Ricordi. Pág. 8.
Siempre he creído que educadores y educadoras tienen una responsabilidad muy grande, tienen que estar conscientes de sus acciones dentro del aula, de sus acciones y prejuicios de tipo moral, ya que podrían acabar implantándolas en la mente de sus estudiantes, lo que acabaría en la reproducción del mismo patrón actitudinal al que están acostumbrados.
Es indudable que el ser humano se comunica a través de la música, y además lo hace de manera natural, ya que es esencialmente un lenguaje inmaterial y abstracto, pero lleno de significados que no necesitan una codificación única o invariable, sino más bien al contrario, interpretaciones diferentes y plurales, distintas para cada uno de nosotros. Por ello, la música como lenguaje estético y artístico, único por su naturaleza, nos hace a todos iguales en la condición pero diferentes en la interpretación. Es decir, somos iguales en el sentido de que todos oímos la misma música, cantamos la misma canción o bailamos una misma danza, pero a la vez, sentimos e interpretamos de distinta forma cada música, canción o danza. En definitiva, se trata de una comunicación estética de carácter multidireccional, ya que no sólo nos comunicamos y expresamos con los demás, sino que también lo hacemos con nosotros mismos y con el mundo que nos rodea.
Asimismo, las miradas hacia la música son múltiples y extraordinariamente diversificadas, tanto en su función como en su consideración social. Desde el punto de vista educativo, la música tiene una función social de acercamiento y conocimiento de culturas, aunque determinados planteamientos academicistas en educación musical han desligado cultura y música, haciendo de ella una materia de escaso valor educativo en su sentido más amplio, esto es, desde su comprensión como fenómeno estético, cultural y social. Recuperar, pues, una mirada distinta en la educación musical, resulta hoy de especial relevancia en el contexto de un mundo global, donde la cultura de la educación debe estar cada vez más abierta a las influencias multiculturales y la complejidad de significados que de ellas se derivan.
Siguiendo a Téllez (1983) podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que toda consideración en torno a la música adquiere, de forma inevitable, un aspecto filosófico que es, en definitiva, independiente del carácter concreto de cada música. De esta manera, nos encontramos ante la existencia de diferentes dimensiones en la propia naturaleza del fenómeno musical (social, cultural, religiosa, etc.). Todo ello nos lleva a comprender que es necesario superar una visión parcelada y restrictiva de la música (académica, individualista) y acercarnos, por el contrario, a una consideración más amplia y abierta de la misma (social e intercultural).
En realidad, es necesario trabajar con los programas de música desde una perspectiva intercultural. Esto no significa abandonar el conocimiento de Bach y Beethoven. Más bien al contrario, se trataría de incorporar la riqueza musical de las distintas culturas desde la aceptación de las diferencias en su condición u origen por un lado, su consideración y tratamiento igualitaria y a la vez el conocimiento de lo propio. Además, el propósito y el énfasis de la Educación Musical como herramienta intercultural implicarían precisamente el respeto a los fenómenos estéticos de las distintas culturas no como fin, sino como medio universal para acercarnos a espacios culturales comunes.
Lo propio, lo nuestro y lo de todos.
Lic. Oscar Mora Chinchilla
Asesor Regional de Educación Musical
Limón 2010
Fuentes consultadas:
• BLUMENFELD, L. (Editor), 1993. Voices of Forgotten Worlds. Nueva York. Ellipsis Art.
• FLOYD, M. (Editor)., 1996. World Musics in Education. Aldershot (Inglaterra): Scholar Press.
• FREIRE, P., 1990. La naturaleza política de la educación. Cultura, poder y liberación. Madrid: Paidós / Ministerio de Educación y Ciencia.
• REIMER, B., 1993. "Music Education in Our Multimusical Culture". Music Educators Journal, v.79, nº 7: 21&endash;26.
• SMALL, C.,1989. Música, sociedad, educación. Alianza: Madrid.
• TITON, J., 1992. Worlds of Music (2º edición). Nueva York: Schirmer Books.
**Bienvenida**
"La música en la educación general no apunta a la formación de especialistas en un área dada, sino a la promoción del desarrollo pleno de las facultades totales del hombre siempre en orden al aprovechamiento personal y colectivo de las potencialidades individuales." (Frega, 1998, p. 20)
Les damos la más cordial bienvenida a este blog.
Profesor de Educación Musical Limón.
oscar.mora.chinchilla@mep.go.cr
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