Heitor Villa-Lobos, notable compositor y pedagogo brasileño, fallecido hace cincuenta años, es recordado por el mundo entero. Esta gran figura del arte musical del siglo XX se caracterizó por poseer un estilo compositivo que nunca se encasilló en ninguna norma, con una absoluta originalidad formal y armónica, libre de las convenciones del nacionalismo más académico, en el que la recreación, más que la alusión directa de melodías y ritmos indígenas, ocupó un lugar preferente.
Autor de un catálogo de colosales proporciones, con un millar y medio de composiciones que abarcan todos los géneros y casi un centenar de páginas extraviadas, es la figura esencial de la música culta brasileña. Refiriéndonos a metáforas que lo relacionan con la naturaleza de su país, nos atrevemos a comparar su caudalosa fecundidad con el ímpetu de las aguas del Amazonas.
Nuestro artista nació en Río de Janeiro, Brasil, el 5 de marzo de 1887, en la calle Ipiranga, en el barrio de Laranjeiras. Su padre Raúl, trabajaba para la Biblioteca Nacional y además como músico amateur, mientras que su madre Noemia, de origen indígena, criaba a los niños y cuidaba la casa.
Según un relato autobiográfico, Villa-Lobos platicaba que se había iniciado musicalmente en el seno familiar siendo aún muy niño, pues recibió las primeras lecciones de música de su padre.
Gracias a su abuela Fifinha, llegó a conocer y a estudiar la obra de Bach. Este compositor fue la fuente de inspiración del ciclo de nueve bachianas brasileiras, afirmando más tarde que en él encontraba una afinidad de estilo con el alma musical brasileña.
Música como una catarata.- Se cree que fue formado musicalmente al margen de las instituciones y los conservatorios oficiales. En sus composiciones ejercieron una influencia determinante los viajes que realizó al interior de Brasil, en los que conoció los cantos tradicionales de los indios de la selva amazónica.
Logró recopilar un cuerpo importante de la música local que más tarde utilizó para algunas de sus composiciones y en su propuesta de trabajo como educador. Su música fue siempre personal e idiosincrática, “como una catarata” decía él.
Estuvo en contacto con diferentes tipos de música: modas caipiras o canciones folclóricas y piezas de música vernácula para guitarra que le inspiraron para la creación de la obra para este instrumento con el que más tarde se haría conocido.
Una vez establecido en Río, quedó totalmente encantado con los “choros”, grupos de músicos que se reunían regularmente por el placer de tocar en las calles y para las fiestas de carnaval. Este contacto le llevó a componer en la década de los veinte un ciclo de más de doce trabajos llamados “choros”, inspirado en la música de los grupos callejeros, dando lugar así a un nuevo género musical, en el que la música urbana se fusiona con las más modernas técnicas de composición.
Su debut como compositor en una serie de conciertos en Río de Janeiro no fue muy afortunado, recibiendo duras críticas de la prensa especializada. En ese momento se ganaba la vida, mientras componía, tocando el violonchelo en teatros, cines y orquestas.
Como defensa a los ataques de la crítica musical dijo lo siguiente: “No escribo piezas disonantes para ser moderno. Absolutamente no. La forma en que escribo es una consecuencia cósmica de los estudios que he realizado. Me interesa lo que superficialmente no parece artístico. Por eso mis primeras obras fueron un mapa de Brasil, un Brasil que fui ‘peinando’ en mis viajes, ciudad por ciudad, estado por estado, bosque por bosque, penetrando en el alma de la tierra. Después observé la personalidad de la gente de esa tierra. Continué comparando los resultados de mis estudios con las composiciones extranjeras y encontré que tenía algo capaz de apoyar y sostener mi personalidad y mis ideas”.
Controversia e impacto.- En 1923 y gracias a su fama en los círculos musicales de Brasil, ganó una beca para viajar a París. En menos de un año, con su fuerte identidad, fue aplaudido en forma unánime por los europeos. Por esa época logró contactar al pianista Arthur Rubinstein a quien había conocido en Brasil. A su retorno, en 1930, fue nombrado director de la educación musical en Río de Janeiro, al tiempo que su música conquistaba el reconocimiento nacional e internacional.
Unos años más tarde regresó a París para organizar conciertos y publicar varios trabajos. Hizo muchos amigos y varios renombrados artistas lo visitaban en su casa para comer las típicas “feijoadas” de los domingos. Durante su segunda estadía en la capital francesa cimentó su prestigio internacional tocando sus composiciones en recitales y conduciendo orquestas en otras ciudades europeas, siempre haciendo impacto y provocando controversia.
A su regreso a Brasil, en la segunda mitad de 1930, propuso un programa revolucionario para la enseñanza de la música en las escuelas, que fue inmediatamente aprobado por el Gobierno. De esta forma comenzó una segunda carrera como pedagogo de la música de su país. Diseñó un sistema completo de instrucción musical para generaciones de brasileños basado en la rica cultura musical de su país y arraigado en un profundo y siempre explícito patriotismo. Además, compuso música coral para enormes coros escolares de niños, a menudo sobre adaptaciones de material folclórico.
En 1944 aceptó una invitación del maestro Werner Janssen para realizar un tour por Estados Unidos donde fue apreciado como director y como crítico. A partir de ese momento retornó varias veces para presenciar la ejecución de sus obras, recoger premios y mantener contacto con grandes músicos americanos.
Escribió en 1959 la música de una película de Hollywood titulada Green mansions, dirigida y actuada por el famoso Mel Ferrer y Audrey Hepburn.
Entre las obras más populares de Villa-Lobos están las nueve bachianas brasileiras, cada una de ellas encomendada a un número determinado de instrumentos. Popularizada fonográficamente por la gran cantante española Victoria de los Ángeles, la Bachiana no. 5 es una de la más célebres, con su aria Cantilena.
Se puede citar también su música para guitarra como los 6 preludios, los 12 estudios para guitarra, dedicados a Andrés Segovia y los choros, entre los que el Choro no. 1 es muy popular. Esta obra de 1920, influenció a uno de los tangos más famosos, Malena, de 1942, en su línea melódica principal, constituyéndose en uno de los primeros ejemplos de música erudita que influencia a una pieza de música popular en el siglo XX.
También es importante referirnos a sus obras por encargo, entre las que se cuentan el concierto para arpa creado para Nicanor Zavaleta; para guitarra, compuesto para el español Segovia; los cinco conciertos para piano, encargados por cinco pianistas distintos y recientemente grabados en vivo en la ciudad de La Habana acompañados por la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba, dirigida por Enrique Pérez Mesa.
Referente a esta grabación puedo comentar, dado que la conozco, que además de la calidad de los solistas y de la orquesta, la riqueza de la música brasileña emerge espectacular en el ámbito estético-musical creado por el autor en las que el piano y la orquesta recrean el complejo universo de ritmos, melodías y armonías villalobiano.
Además de las creaciones anteriores, recomendamos escuchar, en lo posible, sus cuartetos de cuerdas, su música de cámara, óperas, ballets, música para coros y sus obras para piano solo.
Un mortal común.- Sus amigos opinaban que Villa-Lobos era una persona como cualquier otra, que no parecía un compositor. No era una persona refinada, en el sentido intelectual del término, pero tenía un gran corazón.
Usaba largas camisolas, fumaba puros y siempre tenía la radio prendida, escuchando las noticias o la música de moda.
Las fotografías que conocemos de él, muchas de ellas tomadas sin aviso, nos muestran el lado humano y festivo del que hablan sus amigos, con un puro en una mano y una copa de algo que nos atrevemos a catalogar como un fuerte destilado en la otra. No cabe duda que sabía ante todo, disfrutar de la vida.
Murió de cáncer el 17 de noviembre de 1959, en Río de Janeiro, pero será recordado como el autor que logró fusionar su alma y el alma del pueblo brasileño en su música.
Dr. David Josué Zambrano de León
Vida Universitaria N° 224
Dr. David Josué Zambrano de León
Vida Universitaria N° 224
No hay comentarios:
Publicar un comentario