Heitor Villa-Lobos, notable compositor y pedagogo brasileño, fallecido hace cincuenta años, es recordado por el mundo entero. Esta gran figura del arte musical del siglo XX se caracterizó por poseer un estilo compositivo que nunca se encasilló en ninguna norma, con una absoluta originalidad formal y armónica, libre de las convenciones del nacionalismo más académico, en el que la recreación, más que la alusión directa de melodías y ritmos indígenas, ocupó un lugar preferente.
Autor de un catálogo de colosales proporciones, con un millar y medio de composiciones que abarcan todos los géneros y casi un centenar de páginas extraviadas, es la figura esencial de la música culta brasileña. Refiriéndonos a metáforas que lo relacionan con la naturaleza de su país, nos atrevemos a comparar su caudalosa fecundidad con el ímpetu de las aguas del Amazonas.
Nuestro artista nació en Río de Janeiro, Brasil, el 5 de marzo de 1887, en la calle Ipiranga, en el barrio de Laranjeiras. Su padre Raúl, trabajaba para la Biblioteca Nacional y además como músico amateur, mientras que su madre Noemia, de origen indígena, criaba a los niños y cuidaba la casa.