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"La música en la educación general no apunta a la formación de especialistas en un área dada, sino a la promoción del desarrollo pleno de las facultades totales del hombre siempre en orden al aprovechamiento personal y colectivo de las potencialidades individuales." (Frega, 1998, p. 20)

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Profesor de Educación Musical Limón.
oscar.mora.chinchilla@mep.go.cr

viernes, 17 de septiembre de 2010

Me han pedido formar un coro ¿como lo hago? (10)

Después de todos estos días sin escribir, muchos compañeros y compañeras se han acercado preguntando si ya no voy a seguir con los comentarios, pues les han servido de guia en su quehacer cotidiano, por lo que les debía una explicación y la cual se fundamenta en la preparación del FEA 2010 en su etapa Regional, dejándome esto sin el tiempo necesario para poder escribir, hoy continuo con el fin de aclarar algunos aspectos de la forma de hacer cantar. Sostengo que el maestro debe ser un poco director y que todo director debería ser maestro. Cuando uno se pone frente a un grupo para que cante, debería siempre poder utilizar recursos de la dirección coral. Voy a ir poco a poco conversando acerca de estos, pero aquí quisiera referirme puntualmente a cierta metodología que deberíamos aplicar en ocasión de formar un grupo de canto (habrán notado que evito la palabra “coro”).
Uno de los comentarios que me hacían, se refería a generar el interés en los niños. Esa generación de interés debe ser realizada desde varios ángulos. Cuando creemos que su entusiasmo podría generarse por el repertorio, tenemos algo de razón; si se debe a las oportunidades de poder cantar, otro poco; si es porque se sienten contenidos, otro poco; y si se debe a nuestra personalidad, otro poco. Son todos granos de arena que contribuyen a generar el entusiasmo, pero que resultan insuficientes cuando son aplicados en forma individual. Todos (y muchos otros que no menciono), deben aplicarse en forma simultánea (dentro de lo posible), para lograr ese entusiasmo que pretendemos. Pensando en esto, es que se me ocurrió unir aquí, cuatro palabras que creo que deben ir profundamente unidas en la actividad del canto en el colegio:
Arte – Dirección – Calidad – Espectacularidad.
Obviamente hacer cantar a los niños en el colegio es una actividad pedagógica, que necesita conocimientos, recursos, comunicación, etc. Pero que, para contribuir a generar el entusiasmo necesario, necesitamos relacionarla con el Arte.
Pretendemos y así tenemos que mostrarlo a los chicos, que ellos se consideren artistas y que nosotros tengamos la visión y la imaginación de que enseñar una canción y cantarla ante el público es un hecho artístico. No es el llenar un hueco y cantar porque “queda bien” o le “gusta a los padres”. Si queda bien, bárbaro, si los gusta a los padres, tanto mejor, pero nuestro objetivo (y el de los chicos) debe ser realizar una obra de Arte.
Para ello hay que Dirigir. Dirigir implica tener consignas claras, guiarlos hacia el éxito, contenerlos en sus temores y hacerlos hacer música. No sirven los directores dubitativos. Lamentablemente, es mejor equivocarse haciendo que creer estar siempre acertados por no ir adelante. El director debe sentirse seguro (aunque no lo esté) y transmitir esa seguridad. Debe lograr que se disipen los temores propios del cantar y además transmitir la satisfacción y la alegría de hacerlo. Cómo? Mostrando su propio placer y compartiendo su propia seguridad. Es muy importante que el director cante todo aquello que va a enseñar, que evite las dudas (a lo mejor para eso hay que estudiar antes de ir a la clase) y que esté en pleno conocimiento del análisis de la obra que vaya a enseñar.
Estas dos situaciones previas, tienen una influencia muy grande en la Calidad del resultado. Si hacer Arte eleva la autoestima y una Dirección clara brinda seguridad, la Calidad permite justificar el esfuerzo realizado. Por supuesto que la Calidad estará relacionada con nuestra propia capacitación, pero existen reglas básicas que respetándolas, aún cuando uno no sea un especialista en lo coral, darán muy buen resultado a la experiencia de canto.
Por último, la Espectacularidad. No necesariamente se relaciona con cuestiones grandilocuentes que necesiten mucho trabajo visual o grandes erogaciones en dinero. Tampoco es necesario – para lograrla – utilizar lo que está de moda. La Espectacularidad a la que me refiero pasa – dentro de la vida del colegio – porque cada evento o concierto donde participe el coro, despierte expectativas, sea esperado con mucho interés, sea valorado e impresione (en el buen sentido) a la comunidad educativa para que escucharlo, se convierta en una necesidad. Cada concierto debería llevar consigo una sorpresa, algo diferente que quede en el recuerdo de todos.
Planificar todo esto requiere entre otras cosas un cuidadoso análisis de las circunstancias y de los procedimientos para que todo esté adecuadamente organizado, pero también un análisis ecuánime de las posibilidades del coro. No debemos ser demasiado indulgentes con el repertorio y tampoco pensar que podremos hacer obras que vayan más allá de sus posibilidades.
La vieja costumbre de lo coral indica que un coro “a capella” tiene más calidad que otro acompañado; y que uno a varias voces será más virtuoso que otro al unísono. En mi entender prefiero un coro acompañado bien afinado, que una demostración sin instrumentos donde la afinación sea errática. Y también la experiencia dice que lograr un buen unísono no es una tarea tan sencilla como parece.
Una idea magnífica para cualquier concierto es hacer cantar a la audiencia. Y hasta podemos armar un canon con ellos! Eso despierta una gran alegría y convierte la rutina de un concierto en un hecho vivo y participativo, donde todos terminan entendiendo más.
Por último no olvidemos aquello que mencioné en uno de los artículos anteriores: la alegría, emoción que a mi criterio, debe estar siempre presente en cada concierto. Alegría de los chicos, alegría del público y alegría de quien conduce!

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