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"La música en la educación general no apunta a la formación de especialistas en un área dada, sino a la promoción del desarrollo pleno de las facultades totales del hombre siempre en orden al aprovechamiento personal y colectivo de las potencialidades individuales." (Frega, 1998, p. 20)

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Profesor de Educación Musical Limón.
oscar.mora.chinchilla@mep.go.cr

viernes, 7 de mayo de 2010

Me han pedido formar un coro ¿cómo lo hago? (6)

EL ENSAYO

No tengo dudas que la mejor forma de comenzar una obra musical es haciendo. . . silencio.

Tampoco tengo dudas que ese silencio es fundamental para un ensayo de coro.

No voy a hablar aquí de como ensayar un madrigal renacentista o un coral de Bach. Simplemente quiero referirme a la mecánica del ensayo en la realidad de una Institución Educativa de nuestra región. Un lugar donde sabemos que probablemente nos vamos a encontrar con muchos inconvenientes, pero que – también sabemos – vamos a generar una tarea muy buena para aquellos niños y jóvenes que tengan ganas de compartirla.

Creo que el silencio al que me referí al comienzo es casi un imperativo para comenzar un ensayo satisfactorio. He presenciado ensayos donde el director del coro estaba enseñando música a los niños o jóvenes, en medio de un bullicio intolerable.

Podríamos comparar esto con pretender lavarnos los dientes mientras comemos el almuerzo. Un absurdo, verdad? Sin embargo ocurre y al ocurrir, no sólo desvirtúa el trabajo musical, sino que logra que se pierda el respeto por la música y por sus resultados.

Primer ensayo, primer encuentro.

¿Qué hacer?

Podemos empezar a escuchar las voces individuales, probando su capacidad, podemos hablar con el grupo, etc.

Sin embargo, creo que lo mejor es comenzar a escuchar al grupo, ya que hay que quebrar el miedo y la tensión del primer encuentro. Y nada mejor para eso que restablecer la confianza, que todos vean que pueden cantar sin ser juzgados, que pueden hacerlo fuerte o suave, rápido o lento, es decir que comienzan a manejar los elementos de la música.

Y qué pueden cantar en ese primer momento? La melodía más sencilla que pueda obtener el director del coro, simplemente con la la la, sin complicaciones de texto y si es posible acompañada con una agradable armonía.

Y desde allí, podemos comenzar el trabajo coral: empezar al mismo tiempo, terminar todos juntos, emparejar las vocales, lograr que se escuchen entre sí, cambiar las vocales, y las consonantes, todas pequeñas tareas, pero importantes para conducirnos a lograr un grupo prolijo y seguramente muy musical.

Desde ya sabemos que hay un punto donde los participantes pueden cansarse de una rutina como esta, por lo cual es necesario estar atentos para variarla constantemente. ¿Qué ocurre si quito el piano? ¿qué, si luego de hacerla cantar a capella, vuelvo a acompañarlos pero con otro desarrollo armónico? ¿qué, si ubicamos una nota pedal, tanto en el piano como en las voces? Aún así y pensando en un ensayo de hora y veinte minutos, podemos llegar a que se aburran de estas rutinas para el primer día.

Sin embargo, para concluir pienso, ¿qué ocurre si invitamos a alguno de los presentes a “dirigir” el grupo, para que todos entren juntos, terminen juntos, varíen la intensidad de los sonidos, etc. sólo con el movimiento de sus manos? En la mayoría de los casos, todos quieren “pasar” a realizar el trabajo de director de coro. Más allá de la diversión que esto implica, su importancia radica en la toma de conciencia de la situación en que se halla quien dirige.

Un breve resumen de lo expuesto indicaría que el énfasis tiene que estar ubicado en el Silencio previo, la precisión de ataque y conclusión, el sonido homogéneo, la correcta dicción de vocales y consonantes, el manejo de la dinámica y la práctica que cada uno puede realizar frente al grupo. Un “montón” de tareas, que a nosotros nos pueden parecer obvias como para dedicarles un ensayo, pero que sin embargo son muy novedosas para quienes van a integrar el coro por primera vez.

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