**Bienvenida**


"La música en la educación general no apunta a la formación de especialistas en un área dada, sino a la promoción del desarrollo pleno de las facultades totales del hombre siempre en orden al aprovechamiento personal y colectivo de las potencialidades individuales." (Frega, 1998, p. 20)

Les damos la más cordial bienvenida a este blog.
Profesor de Educación Musical Limón.
oscar.mora.chinchilla@mep.go.cr

martes, 2 de febrero de 2010

Me han pedido formar un coro ¿Cómo lo hago? (1)

Algunas veces algunos compañeros y sobre todo los que inician en el campo de la Educación Musical me han dicho “mi Director me ha pedido formar un coro” ¿Cómo lo hago?, es por eso que al iniciar el nuevo curso lectivo 2010, he decidido escribir al respecto, sin pretender ser un experto en la materia, pero si para transmitir las experiencias acumuladas en la docencia para la enseñanza de la música y que en algún momento de mi carrera fueron también un problema para mí. (para ver más dar clik en el título)



Creo que no podríamos imaginar un profesor de matemáticas que sea un gran especialista en álgebra pero no en regla de tres y otro que nunca hizo ecuaciones, pero que sabe de geometría o un geógrafo que conoce Europa pero no sabe nada de África. Sin embargo eso ocurre en Educación Musical: hay docentes que cantan muy bien, pero no saben en qué tonalidad pueden hacer cantar un coro de niños o no tienen idea de cómo tocar el piano y otros que huyen espantados cuando se les pide que canten algo. Pero esto no debería ser así ya que nuestros programas de estudio nos piden desenvolvernos en cinco áreas y una de ellas es el canto.
Atentos a esa realidad, creo que deberían existir “saberes básicos” de música que fueran útiles al docente de Educación Musical, para que pueda transmitir el mensaje. ¿Cuáles serían esos saberes básicos?, que por otra parte no pueden ser muy básicos. Esa es la gran pregunta, que tal vez podamos ir analizando poco a poco.
No podemos convertir la técnica del canto o de la dirección coral, en un pequeño escrito de una página. Pero la realidad es que “todos” los docentes de Educación Musical, deberían incitar, ayudar y promover que sus alumnos canten.
Muchas veces a los docentes de Educación Musical se les pide que “hagan un coro”, y en la imaginación de quienes dirigen la Institución Educativa, “hacer un coro” significa un trabajo de algunas semanas y milagrosamente el coro aparece. Cada vez que me lo han propuesto he contestado que “en pocas semanas tendremos un grupo de alumnos capaces de cantar alguna canción juntos, pero que un coro es un trabajo que va a dar sus frutos al menos un año después”. Hay quienes se descorazonan y entonces acuden a quienes ofrecen las fórmulas mágicas y hay otros directores que conscientes del esfuerzo lo aceptan y se preparan para ello.

EL COMIENZO

• Ante la propuesta de formar un coro, tenemos que tratar de establecer claramente las pautas de trabajo, entre las que están la necesidad de un lugar para ensayar, el acuerdo que el repertorio es exclusiva decisión del director del coro y que él es el único que puede decidir cuando el coro está listo para cantar. Esto no significa presunción, pero un coro necesita de su espacio (por humilde que sea) y el director del coro es el único que puede decidir qué y cuándo está en condiciones de cantar.

• Que la dirección de la Institución Educativa se comprometa a apoyar el funcionamiento del coro, haciendo cumplir las normas de conducta de la misma manera que en cualquiera de las otras actividades. (He conocido coros en los que cuando el docente reclamó una medida adecuada para una falta grave de conducta, le contestaron: “bueno, pero es solo en el coro”. Si el coro es una tarea de la Institución Educativa, debe ser llevado a cabo con la misma seriedad que el resto de las actividades (sea o no curricular), por lo tanto el régimen de trabajo debe ser el mismo.

• Que se necesita un tiempo para ensayar y ese tiempo debe ser respetado por todos. Los alumnos, una vez comprometidos, no pueden faltar, por lo que tenemos que tomar en cuenta que estas actividades no se pueden realizar en horario lectivo. No podemos tomar alumnos que están en otras asignaturas para que asistan al ensayo del coro ya que causamos conflictos con los docentes de otras asignaturas y al alumno, ya que debe estar al día por su propia cuenta con la asignatura a la que no asiste y si se da el caso que pierda esa asignatura tendremos problemas con los padres de familia y estos tendrán toda la razón.

• Que salvo excepciones, la Institución Educativa tendrá que estar decidida a afrontar o a proveer el material necesario para que los alumnos tengan sus partituras. Que siempre es importante que utilicen partituras (aunque al final es también importante que canten de memoria). Se pueden hacer partituras más pequeñas, o con sólo una parte del coro para evitar gastos, pero la partitura es tan importante como los libros o los apuntes en clase. He presenciado también (a cierta edad uno ve muchas cosas), directores de una Institución Educativa que sugerían que el director del coro “escribiera la letra en la pizarra”, que los alumnos la copiaran en el cuaderno para no “malgastar papel”. Nadie duda de las dificultades presupuestarias por las que a veces transitan las Instituciones Educativas, pero la música es la música y no es la letra. ¡Las partituras deben existir!

En estas cuatro frases nos hemos referido al lugar, a la forma, al tiempo, al apoyo educativo y al material. Estas características del comienzo con un coro escolar se resumen en una sola palabra: respeto por la tarea que emprendemos.
No voy por ahora a entrar en los aspectos técnicos, pero sí sugerir algunas reglas que podrían ser útiles para la formación de nuestros alumnos en el aspecto del canto:

• Nunca rechazar a un alumno por desentonado: Todos pueden corregirse y es nuestra responsabilidad hacerlo.

• Empezar a cantar siempre con una dinámica de mp o mf.: Muchas veces oigo a docentes de Educación Musical pidiendo “más fuerte”, convirtiendo así un grupo de canto en un griterío infernal.

• Lograr un sonido homogéneo: Cuando presentamos una melodía, podemos cantarla con “u”, varias veces (varias veces no es repetir en forma monótona), dividiéndolos en grupos más pequeños, cambiando el ritmo, desafiándolos a escucharse entre sí, ofreciendo que alguien la cante solo, etc. hasta que sintamos que el grupo va adquiriendo esa identidad que es la suma de todas las identidades, y que le confiere el color propio.

• No permitir hablar mientras se canta: Debemos tener una atmósfera muy agradable mientras trabajamos en Educación Musical, pero no exenta de orden y autoridad (palabra que debemos usar adecuadamente). La anarquía no es sinónimo de efectividad ni de placer.

• Utilizar melodías adecuadas para las edades de los alumnos: Muchas veces y para darles satisfacción, se hace cantar a los alumnos las “canciones de moda”. Canciones - que a veces son de dudosa calidad – que no están escritas para los niños o jóvenes. Esto sólo aumenta las dificultades de los alumnos y los docentes para un correcto aprendizaje.

• Ir escuchando a todos los alumnos, para conocer sus posibilidades y sus voces: Obviamente el tiempo es poco, pero creo que es necesario saber cómo canta cada uno. Esto puede llevar pocos minutos y a lo mejor podemos aprovechar un recreo para hacer más rápido ese indispensable trabajo. ¿Cómo podremos cocinar si no conocemos los ingredientes? Por eso pregunto, ¿cómo podremos elaborar un grupo de canto si no conocemos sus voces y sus potencialidades?
 
Lic. Oscar Mora Chinchilla
Asesor Pedagógico Regional de Educación Musical de Limón

No hay comentarios: