**Bienvenida**


"La música en la educación general no apunta a la formación de especialistas en un área dada, sino a la promoción del desarrollo pleno de las facultades totales del hombre siempre en orden al aprovechamiento personal y colectivo de las potencialidades individuales." (Frega, 1998, p. 20)

Les damos la más cordial bienvenida a este blog.
Profesor de Educación Musical Limón.
oscar.mora.chinchilla@mep.go.cr

martes, 26 de enero de 2010

Una Hermosa Melodía de Beethoven


Si hay una melodía que podemos llamar hermosa, es aquella que aparece en el último movimiento de la novena sinfonía del gran maestro alemán, (llamada La Coral). Si hay una melodía a la que podemos tildar de sencilla, es justamente esta melodía. Esta melodía no tiene más que una quinta de extensión, salvo una nota. Creo que hay pocas cosas tan difíciles como construir cosas simples: Beethoven lo logró.





Si hay una melodía que nos dan ganas de cantar y cantar, repetir y repetir, es esta melodía, que debe ser la que ha sido interpretada en su historia, por más instrumentos y más veces en el mundo (incluyendo la voz humana).
He ahí, donde reside el valor de esta melodía y su peligro: su valor está en su extrema belleza, su extraordinaria simplicidad y el gusto que los humanos sienten cuando la cantan. Su peligro en exactamente lo mismo: su hermosura, su sencillez y su gran atracción.
Creo que lo del valor no necesita explicación, pero lo del peligro vale la pena conversarlo: esa simplicidad hace que todo el mundo la cante y la cante y termine cantándola de cualquier forma.
Son sólo unos pocos compases que, en su gran mayoría se desenvuelven por grados conjuntos, con un ritmo sencillo, pero a la cual Beethoven le puso un toque de gracia y “genialidad”: todas sus frases son téticas (cuando la melodía comienza en el primer tiempo (tiempo fuerte) del primer compás. El final es completo, lo que significa que si el compás es de 4/4, entonces su último compás sumará 4 tiempos de negra), pero cuando retoma el tema, anticipa su primera nota y genera una síncopa.
Durante años he escuchado los sonidos que la componen, interpretada por multitud de estudiantes de primaria y secundaria, de agrupaciones musicales de distinto género, por coros, grupos instrumentales, jóvenes solistas, Docentes de Educación Musical que la enseñan en sus lecciones y en la mayoría de las oportunidades, esa síncopa, ese toque de gracia, esa “sorpresa” en el desenvolvimiento, ¡desaparece!
Obviamente el error de referencia aparece entre los compases 12 y 13, que muchas veces es interpretado dejando de lado la síncopa, cuando en realidad debería ejecutarse como en la melodía original de Beethoven.


El problema no sólo radica en lograr mayor calidad, sino también por la posibilidad que nos da de mostrar otros aspectos que no siempre aparecen en las canciones que elegimos para la lección: síncopa, ligadura de prolongación, acento, matices, etc. (considerando la sorpresa del nuevo detalle que aparece para evitar la monotonía de la repetición).


Creo que muchas veces, nuestro descuido puede hacernos perder maravillosas oportunidades interpretativas y pedagógicas, por lo que me atrevo hacer hincapié y decirles que cuando se elige una melodía (y más si esa melodía pertenece a algún Gran Maestro), deberíamos investigar un poco más, ya que el propio Beethoven nos ilustra con una profusa serie de variaciones a lo largo de la obra, que nos permiten mostrar claramente, algunos de los procedimientos que pueden caber dentro de esa forma musical:

La melodía transformada de cuatro cuartos a seis por ocho, luego en seis cuartos, tomando solo el comienzo, etc., tal como podemos ver en los ejemplos expuestos. Sin considerar las variaciones que podría aportar la parte instrumental.




Este comentario no pretende ser un análisis de la partitura, sino un llamado a cuidar con gran esmero la música escrita, para conservar la pureza y la calidad de quienes la compusieron, así esté interpretada por niños pequeños. A ellos les va a costar lo mismo tocar bien que tocar mal. Para el docente y su prestigio, debería tener una gran diferencia.
Si incluimos el trabajo de los grandes maestros en nuestra labor docente, no debemos nunca simplificar por nuestra cuenta, sin observar atentamente la partitura en su totalidad. Repito: por razones pedagógicas, uno puede modificar ciertos parámetros de una obra. Pero que esto se haga por comodidad o falta de atención, no es un buen ejemplo para aquellos a quienes pretendemos acercar a la música.
La melodía original, no ofrece dificultades mayores y aporta detalles que pueden contribuir mucho a que nuestros alumnos puedan tener conocimientos musicales correctos.
Espero que este pequeño aporte les sea de utilidad para el curso lectivo 2010 y logremos dar una Educación Musical de calidad digna de nuestra región.

Lic. Oscar Mora Chinchilla