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"La música en la educación general no apunta a la formación de especialistas en un área dada, sino a la promoción del desarrollo pleno de las facultades totales del hombre siempre en orden al aprovechamiento personal y colectivo de las potencialidades individuales." (Frega, 1998, p. 20)

Les damos la más cordial bienvenida a este blog.
Profesor de Educación Musical Limón.
oscar.mora.chinchilla@mep.go.cr

domingo, 24 de enero de 2010

De Nuevo a Clases “los proyectos”

El profesor de Educación Musical que no sólo debe enseñar, sino “publicitar” su materia, jerarquizarla a los ojos de los demás y resaltar el carácter de la educación musical como una experiencia artístico-pedagógica. Es decir estar convencidos de que nuestra especialidad es de suma importancia en la formación integral del ser humano y poder proyectar ese entusiasmo a todo el mundo.



Por eso, y al pensar en que volvemos al aula, me gustaría poner el énfasis en la palabra “proyecto”. En este momento se habla mucho en los ambientes educativos de “proyectos”: como tantas otras cosas, los proyectos pueden terminar convirtiéndose en una rutina, de la cual precisamente queríamos escapar por medio de ellos.

Aquí aparece nuestro desafío: un proyecto musical debe ser algo vivo, algo que despierte expectativas, emociones y ansiedades en quienes lo realizan, quienes lo conducen y quienes lo apreciarán una vez concluido.

Sería muy lindo que cada uno de nosotros nos propusiéramos, al comenzar el año, generar proyectos que, sobrepasando los límites del aula, nos brindaran esa adrenalina necesaria para avanzar con satisfacción.

Un proyecto grande o pequeño, con cinco alumnos o con doscientos, en la Institución Educativa o fuera de ella, con músicos amigos o con una orquesta sinfónica, con tres instrumentos o con cincuenta, de música clásica o popular, no importa, pero que, más allá de su forma, dimensión o características, nos gratifique y gratifique a quienes nos rodean: alumnos, padres, colegas, directores, etc.

Algo que nos aparte de la rutina, que llame la atención sobre las posibilidades de la Educación Musical, que ayude a otras materias, que permita a quienes nos rodean ver las posibilidades y alcances que puede tener la Educación Musical.

Eso sí: Proyectos con la mejor calidad posible. Una actividad donde todos los elementos relacionados con la música sean utilizados con mucho cuidado, como si fueran pequeñas gemas que deben tratarse con esmero, para formar la joya final. Ritmo, melodía, armonía, fraseo, articulación, etc. son todas piedras preciosas que deben ser cuidadas y pulidas en extremo para lograr equilibrio, belleza y calidad. Ya sea por medio del canto, baile, expresión corporal, pintura, poesía, ejecución instrumental o mixta en fin, sea lo que sea que hagamos, no descuidemos la raíz esencial de la música: la calidad.

Puede ser música clásica, música internacional, folklore, rock, tango, jazz o música latinoamericana. No importa cual, pero siempre con calidad, apelando a la creatividad de los alumnos, pero conduciéndola con conciencia para lograr el mejor producto posible.

¿No creen interesante pensar en ese desafío?: ¿Qué proyecto puedo crear junto a mis alumnos, para que en este año toda la escuela nos sienta como una presencia viva, y podamos Musicar juntos?

Podría ser un hermoso comienzo de año y un fantástico final, ¿no?

Creo que aquí he llegado a uno de los puntos neurálgicos de la educación musical: lo que hemos dado en llamar “los proyectos”.

Podríamos intentar una definición de los proyectos, aunque desde nuestra perspectiva, las definiciones posibles serán siempre incompletas.

De acuerdo a la Real Academia Española, http://buscon.rae.es, podemos apreciar las siguientes definiciones:

1. m. Planta y disposición que se forma para la realización de un tratado, o para la ejecución de algo de importancia.

2. m. Designio o pensamiento de ejecutar algo.

3. m. Conjunto de escritos, cálculos y dibujos que se hacen para dar idea de cómo ha de ser y lo que ha de costar una obra de arquitectura o de ingeniería. http://buscon.rae.es/draeI/

Con algunas transformaciones podríamos utilizar estas definiciones para generar una propia y adaptada al trabajo que deseamos plantear:

“Un proyecto es la planificación de un pensamiento o idea referidas a una actividad musical, ejecutable, con el propósito de difundir la educación musical, jerarquizar la función de la música en la sociedad y permitir a los individuos participar en él, ya sea en forma activa o pasiva. El mismo requiere etapas de planificación, de desarrollo y de conclusión, debiendo mantener la constante de la evaluación a través de todas ellas”.

¿Cómo se relaciona el tema de los proyectos con la educación musical? ¿Por qué he traído a colación esta palabra en el contexto de la enseñanza-aprendizaje de la música?

Porque de alguna manera la experiencia (propia y de otros), me ha llevado a vislumbrar que lo que denominamos “proyectos”, puede ser un efectivo aporte para un enfoque positivo en la educación musical.

Un proyecto que reúna determinadas características, puede ser un enorme motivador para que la gente se acerque a la música, permitiéndole realizarla en forma activa, ayudando a compartir nuevas experiencias y brindando la posibilidad de sentirse reconocido por sus semejantes.

Proyectos: he ahí una palabra muy vasta y abarcativa.

¿Qué implica esa palabra en el desarrollo de la educación musical?

¿Qué podemos hacer, cuando decimos que desarrollamos un proyecto?

Si pudiéramos “fabricar” una definición, podríamos pensar que un proyecto es una posible experiencia fundamentada, planificada, que puede desarrollarse, con un objetivo preciso, que congrega distintos actores (o no) y que puede ser evaluada con miras al desarrollo de otros proyectos.

De a poco tengo muchas ganas de ir incursionando en la forma que podríamos adoptar al educar musicalmente.

¿Cuando pensamos en la educación musical, que pensamos?

¿En brindar teoría de la música por medio de una planificación curricular?

¿En los recursos didácticos que nos permitirían llevar a cabo la tarea?

¿En enseñar los movimientos musculares por los que podemos hacer sonar un instrumento?

¿En el manejo de un arco, en el correcto soplido, la adecuada posición de los labios, la justeza de un salto sobre un teclado?

¿En oir obras musicales conociendo el “entramado” que les permite ser lo que son?

¿En aprender a emitir sonidos en forma afinada, con el adecuado respeto por la tradición y la correcta emisión para alcanzar a todo el público en salas cada vez más grandes?

¿O a cantar frente a un micrófono y percibir la música que nos llega desde el monitor?

Creo que muchas veces debemos pensar en todo esto, pero por sobre todas las cosas deberíamos pensar que estamos permitiendo a un ser humano, con sus propias características, adquirir ciertos conocimientos y habilidades para comunicarse con sus semejantes.

Y que en la tarea de la música, con todo el enorme aspecto emocional que la misma conlleva, debemos lograr que ese ser humano pueda comprometerse física, mental y emocionalmente con la música y ese proceso de aprendizaje.

Los proyectos pueden ser – a mi entender – una de las formas más sencillas, directas y efectivas de permitir sentir a un conglomerado de seres humanos (casi sin importar su edad), participar de esa experiencia apasionante y temeraria que es el Musicar juntos.

Lic. Oscar Mora Chinchilla