La obra fue compuesta en 1832, con libreto de Eugène Scribe y Émile Deschamps, es considerada por los críticos, por su complejidad y su modernidad, una obra tan pluscuamperfecta como difícil de representar.
El proyecto de recuperación de óperas y compositores malditos iniciado por el director artístico del Teatro Real, Gérard Mortier en su proyecto "Los Hugonotes" de Meyerbeer, despliega toda su magnitud y modernidad en la versión de concierto que llega al Teatro Real de Madrid
Durante el siglo XIX y principios del XX, Les Huguenots fue muy popular. Desde su estreno hasta 1903, había sido representada más de mil veces en la Opéra de París. Pero como el resto de las óperas de Meyerbeer, perdió su popularidad en la primera mitad del siglo XX y ahora no suele presentarse con tanta frecuencia. Sin embargo, existen varias grabaciones completas, incluyendo grabaciones piratas con la legendaria pareja de Franco Corelli y Joan Sutherland en La Scala de Milán. Recientemente, se ha optado por presentarla en versión concierto (sin escenarios o vestuario). En noviembre de 1999 fue presentada en Bilbao.
La falta de producciones se debe en parte al gran despliegue que requiere; por ejemplo, siete cantantes principales: dos sopranos, una contralto, dos barítonos, un tenor y un bajo. El papel de tenor, Raoul, es uno de los más difíciles de interpretar de la obra y de otras óperas. El cantante debe mantenerse en escena por largos períodos en los cinco actos y su papel está plagado de notas altas difíciles.
La historia de la ópera culmina con la histórica Masacre del Día de San Bartolomé en 1572, cuando miles de protestantes franceses (Huguenots) fueron asesinados por los católicos en un intento por librar a Francia de la influencia protestante. Estos eventos son descritos con rigor histórico. El resto del libreto narra principalmente el amor de dos personajes ficticios, Valentine (católica) y Raoul (protestante).
Meyerbeer, crea una partitura ecléctica, con elementos barrocos, como esas reminiscencias a Bach, a los recitativos handelianos, o el uso del obligato con instrumentos como la viola d´amore en la romanza de Raoul; melodias populares francesas como en la cavatina de Urbain; la tradición de la ópera francesa, con los ballet y grandes coros; las melodías italianas y la armonía alemana. Todo estos elementos conforman una orquestación suntuosa e inusual, una ópera de contrastes, de grandes escenas combinadas con momentos intimistas, pero todo ello, en grandes cuadros de conjunto, sin la división en números más cerrados, de la ópera italiana. Probablemente, es en cuarto acto donde se observan con más claridad, estos contrastes, con la escena de La Bendición de las Espadas, y el Gran Duo de Raoul y Valentine.
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